Se trata de un gran monumento dedicado a la figura de Lucifer, el ángel caído.
Recoge justo el momento de su expulsión del Paraíso, provocada por desobedecer y desafiar a Dios.
La escultura capta el momento en el que el espíritu del mal, representado este en forma de serpiente, se introduce en su cuerpo.
Fue donado por la Corona a la Villa de Madrid para su ornamentación. El modelo de la escultura había sido realizado en escayola por el escultor Ricardo Bellver durante su pensionado en Roma, como un homenaje al poema épico de John Milton "El Paraíso Perdido", siendo reconocido su mérito inmediatamente en esta ciudad y llegando a oídos de la Academia de Bellas Artes
de San Fernando, que propuso al ministro de Estado que se reprodujera en mármol o bronce.Fue inaugurada en su actual ubicación por la reina regente María Cristina de Habsburgo en 1885.